12 de marzo de 2015

Dijon es más que la mostaza

Viviendo en Francia no tenía mucho tiempo libre para hacer viajes largos. Mi marido y yo estudiábamos, y muchos fines de semana estaban destinados a los libros. Una vez, mágicamente, los dos tuvimos sábado y domingo completamente libres y se nos ocurrió visitar alguna ciudad.

Recuerdo estar mirando en Google maps, buscando algún lugar que me llamara la atención, y se me apareció "Dijon". Miré algunas fotos, me copó y compré los pasajes de tren. Al día siguiente en el instituto le comento a una de mis compañeras francesas: "vamos a Dijon por el fin de semana!!" (re emocionada), a lo que ella me responde "Dijon? Qué hay en Dijon? Sólo hay mostaza! Nunca escuché de nadie que vaya a Dijon por placer!" (sin exagerar). Menudo comienzo para nuestro viajecito... Desfenestrado por ni más ni menos que una locataria!

Place François Rude, centro del movimiento dominguero


La cuestión es que fuimos y, por suerte, mi amiga no tenía tanta razón! Dijon nos impresionó por la majestuosidad y personalidad de las diferentes edificaciones que en parte recuerdan al medioevo, al renacimiento y gótico. Para los arquitectos es un must! Se puede visitar caminando, y la zona histórica tiene unas placas de bronce en el piso indicando un recorrido por los lugares emblemáticos con descripciones. Además, desde la maison de tourisme salen muchas excursiones a viñedos y granjas.


Iglesia Saint-Michel, de estilo renacentista

Pero aunque todo es divino, a mi me interesa la comida! Antes de ir investigué un poco y descubrí que Dijon, además de ser archifamosa por la mostaza, es la cuna del pain d'épices (recomiendo ir a comprar a Moulot & Petitjean). El sábado temprano  queríamos ver el mercado central, la gente comprando, el movimiento de los lugareños, y fuimos a Halles du marché...


Un puesto de verduras en Halles du marché

Todo lucía tan perfecto que daba ganas de comprar, comer, comprar, comer...

Panadería Paul con venta de baguettes en la calle

Y obvio que sucumbimos al placer y entramos en Paul. Compramos los sandwiches calientes más deliciosos que uno se pueda imaginar! Yo elegí uno de pollo grillado con queso Emmental, todo mezclado con abundante salsa blanca aromatizada con mostaza Dijon. Como el clima estaba frío, ese sandwich caliente fue clave para poder seguir caminando sin parar. Uno podría intentar imitar la receta, pero sin el pan, sin todo el "savoir faire" (saber hacer) de cientos de años, todo cae en la frustración. La clave es el pan!

Así que te recomiendo parar en Dijon un día y medio, dos días o tres y regocijar tus papilas gustativas con comida de la buena! Hay muy buen vino, muy buenos quesos (los restaurantes te ofrecen degustaciones y platos con quesos de la zona), y la abundancia de pastelerías es impresionante. Mezclate con la gente en los días de mercado, desayuná en un pequeño bistrot (prohibido el hotel) escuchando francés al lado, y disfrutá!

Conocés Dijon? Conociste otros mercados de alimentos? Querrías recomendación de restaurantes?


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