21 de agosto de 2017

Grenoble, un hogar fuera de nuestro hogar

Hay pocos lugares en donde uno se siente tan bien como en casa. Ahí está nuestra cama, nuestra almohada, nuestras cosas, y conocemos cada uno de los rincones de nuestro barrio. Sabemos donde ir a comprar el pan, donde es mejor la fruta, y tenemos a nuestros amigos cerca. Pero qué pasa cuando uno siente la necesidad de emigrar? Obviamente está el miedo al fracaso, a lo desconocido, pero ya tenemos más que claro que nuestro mayor potencial, nuestra superación como personas está más allá de la zona de confort.

Hace muchos años (ya casi 9) mi marido, por entonces novio, se propuso estudiar un master afuera. Estudió, estudió, estudió, ahorró, ahorró, ahorró, y lo logró. El destino elegido fue Grenoble, una ciudad chiquita al pie de los Alpes franceses que jamás había escuchado nombrar. Lo que el destino nos deparaba, ninguno de los dos lo imaginaba.





No casamos un 21 de agosto y partimos el 26 de ese mismo mes con pasaje de ida, literal y metafóricamente. No sabíamos dónde íbamos a vivir, cómo era el lugar, nada. Dos meses antes de viajar estudiamos francés con un señor que, dió la casualidad, era de la zona a la que íbamos. Nos aseguró que no nos arrepentiríamos, y cuanta razón tuvo!

Ahora, con el "diario del lunes", puedo decir que fue la experiencia más increíble que hicimos como pareja. Significó salir 100% de nuestra zona de confort, separándonos de ella por exactamente 10.864 kms, aprender un nuevo idioma en tiempo récord, y sólo tener buenos recuerdos.




Pero a qué va el cuento? Pasa que decidimos partir en modo aventura nuevamente! Una aventura un poco más medida, con pasaje de vuelta, que promete muchas recetas à la française, muchos paseos por pueblitos de la campagne, mucho de todo un poco que va a ser documentado como se debe por Not Only Salad. Van a ser dos meses (quién sabe si un poco más también) viviendo en Grenoble, en esa ciudad que nos abrió las puertas hace varios años y que nos dio tanto.




Grenoble es conocida como "la capital de los Aples franceses", y es una de las ciudades universitarias más importantes de ese país. Cerca de ahí hay muchas pistas de ski, pueblitos divinos, bosques, y entre las montañas que lo rodean está el Mont Blanc. Como buena ciudad universitaria que es tiene muchísima vida, bares, restaurantes, pero también es ideal para la familia por sus parques y tranquilidad.







La gastronomía se vive muy intensamente. Grenoble está rodeada de montaña, campo, pradera, y se nota en la calidad de los quesos de producción local. Los más representativo son el Reblochon, Raclette, Beaufort, la lista es casi infinita. Prometo probarlos todos!! El amor que le tienen los franceses a su comida, a su produit du terroir (producto local), es tan emocionante que contagia. Lo defienden a muerte y lo muestran con orgullo. Eso es exactamente lo que quiero mostrarles día a día por medio del blog. Ir a los mercados agrícolas, charlar con los productores, comprar cosas ricas, y luego cocinarlas para ustedes pero mostrándoles un camino para imitar la receta en su casa.




Así que, como no volver una y otra vez? A Grenoble se la extraña, y se convirtió en nuestro hogar fuera de nuestro hogar. Nuestra humilde forma de honrar su hospitalidad es volver una vez más no como turistas, sino como locales. Los invito a acompañaros en esta aventura volumen II!!!

Francia, aprontate!!


2 comentarios:

  1. Muchos éxitos!!!!!!! Te va a ir bárbaro! Sigo leyendo el relato de la aventura! Un beso!

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    1. Muchas gracias!! Va a estar todo por acá y mi Instagram @notonlysaladblog.

      Saludos,

      Steffi

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